El CNI retira espías del País Vasco y los destina al área antiyihadista
La dirección del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) viene recortando desde hace meses la plantilla de agentes secretos destinados en el País Vasco y Navarra. Tal decisión está encuadrada en la nueva estrategia de los servicios de información y afecta a un número importante de los 200 espías que están desplazados en la conocida como Zona Conflictiva por los estragos de la organización terrorista ETA. El nuevo destino es la lucha contra el yihadismo.
Los analistas del espionaje español consideran que ante la nueva situación en el País Vasco, tras el alto el fuego de ETA hace ya más de seis años, una parte de la dotación del Norte debe ser desviada a otros puntos de España. Tal medida contempla que los agentes expertos en Inteligencia Humana -HUMINT, acrónimo en inglés- del antiterrorismo etarra sean reconvertidos en operativos antiyihadistas.
Los espías destinados al Área de Islámicos deberán ahora dedicarse a la captación, manipulación y control de fuentes humanas en los círculos magrebíes como mezquitas y comunidades musulmanas.
Desde los servicios secretos se niegan a facilitar los datos sobre los agentes afectados por los cambios y los nuevos enfoques antiterroristas, esgrimiendo que se trata de información reservada. Sólo aclaran que los agentes de La Casa deben estar disponibles para lo que decida la Dirección tanto en su destino como en su actividad, como recoge el estatuto de personal del CNI, al que se comprometieron cuando fueron admitidos en la plantilla del espionaje.
La dirección de los servicios secretos adoptó la medida de recortar el contingente de funcionarios después de eliminar de las nóminas el plus de peligrosidad de los agentes desplazados en el País Vasco y Navarra, como informó ayer OKDIARIO.
Sin embargo, los funcionarios afectados se quejan de que ya el Gobierno aprobó un plan para aumentar la plantilla del CNI con 600 nuevos agentes para frenar la amenaza yihadista y consolidar la ciberseguridad. El programa, que fue aprobado en mayo de 2017 pasado, tiene una duración de cinco años. Entonces, la Vicepresidencia del Gobierno, de la que depende el espionaje español, aprobó para ese ejercicio una partida de 161 millones. La cifra suponía un 8,25 % más del presupuesto del Centro, unos 20 millones.
Reducción en la Zona Norte
La reducción de plantillas afecta a cada una de las marcas del CNI de la Zona Norte: Vizcaya, Guipúzcoa, Álava y Navarra. En el argot de los espías se conoce como marcas a la demarcación en la que están asignados los agentes, y abarca a toda la provincia, independientemente de que se trabaje en la sede principal o en una base operativa. Son como las jefaturas de la Policía o las comandancias de la Guardia Civil.
Fuentes internas de los servicios secretos señalan que se han producido una importante reducción de agentes en cada una de las cuatro marcas. Una parte de los afectados se quejan de que se ven obligados a abandonar los domicilios donde han echado raíces durante años y han creado una familia con parejas e hijos nacidos en la zona.
Fuentes del CNI destacaron el riesgo que supone reducir el número de efectivos en una zona en la que en cualquier momento el Estado puede verse sometido a un pulso secesionista como ha sucedido con Cataluña: “No se ha aprendido del ejemplo catalán desde que Jordi Pujol pidió a Felipe González tras los Juegos Olímpicos en Barcelona que cerrara la oficina del antiguo CESID y así nos fue. Basta recordar cómo quedó el asunto de la compra y distribución de las urnas del 1-O o la fuga de Puigdemont a Bruselas”.
Las mismas fuentes señalaron que dar por finalizado el terrorismo de ETA es un error estratégico: “Siguen funcionando grupos abertzales radicales liderados por el proetrra Arnaldo Otegi y se ha creado Gure Esku Dago (GED), el embrión de una Asamblea Nacional Vasca, similar a la ANC catalana, con la anuencia del PNV. Estamos ante una foto fija de lo ocurrido en Cataluña, de cuyo proceso debemos aprender”.
Los espías no merecen medallas
Los agentes del CNI desplegados en Euskadi se quejan del agravio comparativo cuando relacionan sus casos con sus compañeros de la Policía y la Guardia Civil. Se da la circunstancia de que, a pesar de que muchos de ellos proceden de la Guardia Civil o del Ejército, no se les otorga ninguna condecoración al Mérito como se hace con los guardias civiles y policías que han permanecido más de tres años en la Zona Norte.
Al mismo tiempo, la Policía y la Guardia Civil sigue percibiendo el plus de peligrosidad en Zona Conflictiva y el Ministerio del Interior no tienen ninguna intención de eliminarlo, independientemente de que ETA depusiera las armas en 2011. El CNP sigue considerando que sus agentes viven en una zona hostil y, por tanto, ese esfuerzo debe estar recompensado con un extra en el salario.